DESCARTES( 1596-1650 )
INTRODUCCIÓN
Con
Descartes y el racionalismo se inició una manera nueva de filosofar en la que
esta tarea ya no se verá influida o entorpecida por ninguna autoridad o
circunstancia externa a la razón, gracias a la superación de los problemas
surgidos en la Edad Media
en torno a las relaciones entre la fe y la autonomía de la razón.
No
obstante, la filosofía de la Edad Moderna
la constituyen dos modos de pensamiento que transcurrieron durante los siglos
XVII y XVIII, racionalismo y empirismo,
que desembocaron en la ilustración. Ambas corrientes dieron una importancia
fundamental a los problemas del conocimiento y a la teoría política, debido a
su conexión con la revolución científica y con el desarrollo de la sociedad
burguesa.
La
razón autónoma apareció como
criterio de certeza del conocimiento, además de cómo legitimación de las normas
éticas y políticas, sin más orientación y guía que el método que ella misma se impuso para lograr un correcto saber y
obrar. El modelo de método lo constituirá el ideal matemático.
DESCARTES
La
obra fundamental de Descartes fue Discurso del método. Parte del hecho de que
va a criticar el método escolástico, proponiendo la existencia de una única
ciencia, la ciencia humana, aplicándose a diferentes objetos, lo cual va a dar
lugar a las distintas ciencias. Fundamental será la utilización de un método que descubra verdades fundadas
en razones evidentes y ciertas como las que ofrece las matemáticas.
Racionalismo y matemáticas
Va
a proponer la aplicación del mismo método
a las ciencias, aunque no se trata de una extrapolación sino de algo
completamente diferente, se trata de que, solo las matemáticas han utilizado
correctamente el único método riguroso existente, el método racional.
Un
método natural
El
método cartesiano es un método racional,
siendo también un método natural. Esto se relaciona con su afirmación de que cuando la razón razona de la manera
que le es propia, sin ningún tipo de interferencias ni perturbaciones, razona
correctamente, y razonando correctamente, descubre la verdad. Aquí entra en
juego para Descartes el método, en cuanto a que el método cartesiano
consiste en una serie de reglas mediante las cuales la razón se vigila a sí
misma.
Unidad
de la ciencia y unidad del método
Descartes
afirma que solo existen una única razón y un único modo correcto de razonar. Y
además, tanto este como aquella, serán siempre idénticos y los mismos. Desde
Aristóteles hasta Descartes, se había pensado que las ciencias se especificaban
por su objeto formal, es decir, la diversidad de las ciencias se determinaba
por la diversidad de sus objetos.
Descartes
en lugar de comenzar atendiendo a los objetos de conocimiento, comienza
examinando las facultades cognoscitivas, es decir, la razón, o lo que es lo
mismo, el espíritu o el entendimiento. Muestra una confianza absoluta en la capacidad
cognoscitiva de la razón, de tal forma que si funciona correctamente, podrá
acceder a al realidad y la verdad. De ahí a que partiendo del hecho de que la
razón es una, tendremos un solo método y por lo tanto una única ciencia.
A
la hora de buscar la verdad, Descartes defiende el hecho de que hay que partir
de cero, es decir, de la duda metódica.
De ahí a que decidió considerar como dudosos todos sus anteriores
conocimientos. Rechazará como falso, no solo aquello que le pareciera dudoso,
sino también todo aquello en lo que pudiera imaginar la más mínima duda. Esto
no quiere decir que Descartes negase todo lo que hasta el momento se había
considerado como cierto o verdad, sino que, por exigencias del método, quiere
hacer ver a los demás que todos los conocimientos que tenemos por ciertos
podrían ser en realidad un error o una ilusión.
Los
cuatro motivos de la duda cartesiana
La
exposición más completa que Descartes hace del proceso de su duda metódica la
lleva a cabo en su obra Meditaciones metafísicas, primera meditación. A partir
de ahí expone sus criterios de duda:
-
Hay que dudar de los datos de los sentidos, puesto que
si en muchas ocasiones un individuo es consciente de que le han engañado,
podría ser que le hubieran engañado siempre.
-
Es posible que confundamos la vigilia y el sueño, es
decir, que no seamos capaces de delimitar si los datos del conocimiento del
mundo han sido obtenidos cuando se está despierto o si se trata de una ilusión
percibida en sueños.
-
También es posible que Dios nos engañe y, aun siendo un
ser infinitamente bueno, en la creación hubiera concebido al hombre de tal
forma que permitiera que el conocimiento humano estuviera en un constante
error. Esto no parece real, pero habrá que demostrar que no es cierto, pues la
infinita bondad de Dios no es, de momento, un argumento evidente.
-
Es posible que Dios no quiera engañarnos, pero también
podríamos suponer que existe un genio maligno que continuamente se dedica a
confundirnos. Aunque realmente esto tampoco parece muy verosímil, tal vez
podría haber sucedido.
Con la
hipótesis del genio maligno y de alguna manera la del Dios engañador, se llega
a la absolutización de la duda.
Características
de la duda cartesiana
Partimos
del hecho de que Descartes no pretende quedarse en la duda, sino más bien a
partir de ahí llegar a la verdad. La duda presenta las siguientes
características:
-
No se trata de una postura escéptica. Recordamos
que los escépticos defienden la teoría de que los seres humanos carecemos de
capacidad para conocer la verdad, es decir, el entendimiento sería incapaz de
salir de la duda. Descartes cree que sí será posible alcanzar la verdad.
-
Se trata de una duda metódica. Se dudará de
acuerdo con un determinado método o procedimiento y además no consistirá en una
mera duda real, sino se trata de una estrategia para llegar a una verdad.
-
En los motivos de la duda podemos diferenciar dos
niveles:
Motivos
verosímiles, identificados con los dos primeros
Motivos
supuestos, identificados con los dos últimos.
La
primera verdad
Dentro de toda
la duda, para Descartes surge una primera verdad, que será el pienso, luego existo. Será la base de
todo el sistema de Descartes, la existencia del yo pensante. Será la primera
evidencia, la única fuente de contenidos de conocimientos, por lo que se
identifica con el sujeto cognoscente. Se identifica también con la conciencia,
puesto que entiende por pensamiento todo lo que ocurre en ella. Además, el yo
es entendido como una sustancia espiritual totalmente independiente del cuerpo,
es decir, el alma.
Resumen de la fecundidad de la primera
verdad (páginas 137, 138, 139 y parte de la 140
METAFÍSICA: LOS TRES
ÓRDENES
DE LA REALIDAD
Descartes
a partir de la duda metódica y de la evidencia de las ideas claras y distintas,
fundamentó la existencia de la realidad. Van a
aparecer tres tipos de realidad: el pensamiento, Dios y el mundo
corpóreo.
El
término realidad lo tomó Descartes
del vocablo latino res, que quiere decir cosa. Este será equivalente al término
sustancia, aplicable según Descartes
a Dios, a la sustancia pensante y a sustancia extensa o mundo corpóreo. De este
modo, ambas sustancias no pueden existir sin la acción de Dios.
El
yo o res cogitans
En
el orden del conocimiento, el yo pienso es la primera existencia real que descubrió Descartes en el ámbito del
conocimiento. Desde el punto de vista ontológico,
es una sustancia espiritual y finita, a la que identificó con el alma,
cuyo atributo es el pensamiento y cuyos modos propios son las ideas.
De
la res cogitans se deducirán los argumentos para afirmar otras dos realidades:
Dios o res infinita y el mundo corpóreo o res extensa, también finita.
Dios
Es
necesaria la existencia de un Dios veraz que garantice que las ideas que
tenemos como evidentes sobre el mundo exterior son ciertas. Es preciso
demostrar la existencia de Dios, a partir, naturalmente, de la idea innata del
yo pensante.
A
partir de ahí, Descartes incluye las siguientes pruebas de la existencia de
Dios:
-
Primera prueba.
Tenemos en nuestra mente la idea de un ser absolutamente perfecto, es decir, la
idea de Dios ( repasar San Anselmo ). Esta idea solo puede provenir de Dios,
luego, si yo tengo la idea de Dios en mi mente, solo puede haber sido puesta en
ella por el mismo Dios. Por lo tanto, Dios existe.
-
Segunda prueba.
Teniendo en mente la idea de Dios, uno mismo no se ha dado la existencia a sí
mismo. Si me hubiera dado la existencia a mí mismo, no tendría imperfecciones,
ya que uno mismo se hubiera dado todas las perfecciones contenidas en tal idea.
Tampoco debemos la existencia a otros seres imperfectos, debido a que entonces
ellos no podrían haber puesto en mente la idea de Dios. Así, solo Dios es la
causa de la existencia.
-
Tercera prueba.
Consiste en aplicar el criterio de verdad a la idea de Dios: todo lo que
concibo clara y distintamente existe. Examinando la idea de Dios, vemos que la
existencia tiene que pertenecer necesariamente a su esencia, luego Dios existe.
Dios, la res
infinita, es una realidad sustancial cuyo atributo esencial es la infinitud.
Además, es la sustancia en sentido propio y verdadero, puesto que es el ser en
sí y por sí. Las otras sustancias son derivadas.
Dios aparece
como realidad primera en el orden
ontológico, puesto que las demás cosas han sido creadas por Él. Sin
embargo, en el ámbito del conocimiento,
Dios es la segunda realidad, a la que solo se llega a partir del yo pienso.
Se convierte
en garantía última y definitiva del criterio de verdad y de certeza, y en
consecuencia, dado que es el creador tanto de la realidad como de mi razón, es
imposible que cuando uso correctamente las facultades que él me ha dado mis
conocimientos no sean correctos.
Conocimiento del mundo
físico
Una vez
establecida la veracidad de Dios como criterio de validación de las ideas
claras y distintas, resulta posible el conocimiento del mundo exterior y
establecer el tercer orden de realidad. Descartes parte de la idea clara de extensión, gracias a la cual podemos
concebir la idea de cuerpo, incluido el cuerpo humano. El atributo esencial de
todo lo corpóreo de las cosas materiales es la extensión y su modo la figura.
Nuestro autor
va a distinguir entre cualidades
primarias y cualidades secundarias. Entendiéndose por cualidades primarias
aquellas propiedades de los cuerpos que se encuentran realmente en ellos. Se
refiere a cantidad de materia, movimiento espacio, etc. En cambio, se entiende
por cualidades secundarias aquellos caracteres o propiedades que en lugar de
existir en las cosas, consisten en afecciones o impresiones que las cosas
producen en los sujetos que las perciben, como el color, sabor, olor, etc.
ANTROPOLOGÍA: DUALISMO
DEL CUERPO Y
ALMA
Descartes
tenía una concepción dualista del hombre, resultado de su dualismo metafísico.
La res cogitans o “ cosa que piensa”, es decir, el hombre, se identifica con el
alma. El alma es inmortal, una e
indivisible. Su esencia es el pensamiento y está dotada de varias facultades,
como sentidos externos e internos, memoria, sentido común, entendimiento,
voluntad o libertad. Estas dos últimas son las cualidades más importantes y
propias del alma.
El cuerpo humano es res extensa o materia,
y, como en el caso de los animales, Descartes lo entendía como una máquina cuyo
motor principal es el corazón, regido por las leyes de la mecánica. La vida del
cuerpo queda reducida al movimiento mecánico.
Dualismo del cuerpo y
alma
Descartes
considera la unión cuerpo y alma accidental. Descartes entiende el ser humano
como sustancia pensante por un lado y por otro, como sustancia extensa.
Mantiene que la interrelación entre ellos parece clara cuando analizamos los
sentimientos, las pasiones, dolores o el movimiento del propio cuerpo. En este
sentido, el alma conoce y se da cuenta de todo lo que le sucede al cuerpo, por
lo que el alma es consciencia
La moral
La separación
radical de cuerpo y alma que estableció Descartes le creó problemas a la hora
de explicar cuál era el origen de las pasiones, de qué manera influían en el
alma y cómo se comprobaba esta frente a ellas. Así, las pasiones son el reflejo de los movimientos del cuerpo en el alma.
Constituyen, pues, estados del alma, que ésta al desconocer su causa, cree que
son producidos por ella misma. Así pues, las pasiones no tienen su origen en el
alma, pero influyen en ella hasta el punto de esclavizarla cuando se apoderan
de la voluntad. Descartes, ante las pasiones, señaló que el alma debe
dominarlas y ordenarlas según los dictámenes de la razón. La razón nos
facilitará juicios firmes y determinados sobre el bien y el mal para que podaos
orientar nuestra vida en consecuencia.
La libertad
Tanto en
Descartes como en todo el racionalismo hubo una gran preocupación por la
orientación de la vida humana a partir de la razón. La razón es el fundamento
de la libertad y solo el uso racional de esta posibilita la perfección humana y
la felicidad. La voluntad se
caracteriza por ser libre y es la facultad formal de afirmar o negar. Puesto
que la voluntad puede, a veces, afirmar una idea confusa por precipitación o
negar una idea clara por prevención, esto explica la posibilidad del error Descartes entendía por libertad
la elección por parte de la voluntad del bien y la verdad que nos propone el
entendimiento. Consiste en la elección de una opción por parte de la
voluntad, ante varias alternativas, obedeciendo al entendimiento, que es quien
conoce el orden de lo real.
Las reglas de la moral
provisional
Descartes
estableció que la razón es la guía para dominar las pasiones. Creía que la
moral es el máximo grado de la sabiduría. Así, propuso unas reglas provisiones
para vivir lo más feliz posible:
-
Moderación y conformismo ante la inseguridad en la que
se encuentra el hombre. Este debe cumplir las leyes y rechazar toda opinión
extremista.
-
Firmeza en las decisiones, puesto que, aunque no hay
nada seguro, tenemos que elegir para llevar a cabo nuestra vida.
-
Capacidad de cambiar nuestros propios deseos, ya que
debemos tratar de cambiarnos a nosotros mismos, antes que el orden del mundo.
-
Continuo cultivo de la razón y progreso en el
conocimiento de la verdad, pues hay que entender que la felicidad se encuentra precisamente
en el conocimiento cierto de la realidad.
Se puede decir que las reglas de
la moral provisional expresan la concepción racionalista y humanista de la vida
y muestran la convicción de que el individuo es capaz de afrontar los problemas
que resurgen en su existencia con la única ayuda de la razón.
PROYECCIÓN
DE LA FILOSOFÍA DE
DESCARTES
Podemos
ver en Descartes una clara influencia del
platonismo tanto en el hecho de reconocer únicamente como conocimiento
verdadero el que procede de la razón y está constituido por las ideas, como en
el dualismo que establece entre cuerpo y alma para dar una explicación al ser
humano. Entiende esto último como dos sustancias separadas que se unen
accidentalmente.
Por
otra parte aparecen en Descartes dos influencias de san Agustín. En
primer lugar, en La ciudad de Dios, aparece “si me engaño, existo”. Claramente
podría ser un antecedente del cogito cartesiano. En segundo lugar, el argumento
de perfección para la demostración de la existencia de Dios de Descartes
también tiene un claro referente en las teorías de san Agustín y san Anselmo
sobre la inmutabilidad de las ideas que se dan en los seres mutables, que a su
vez requiere la existencia de la verdad inmutable.
La
herencia cartesiana que ha trascendido
es el ideal matemático entendido como que todo conocimiento científico que se
precie de serlo es un conocimiento deductivo para descubrir incógnitas, y la
autonomía de la razón identificada con la subjetividad del yo, como único
criterio para legitimar tanto el conocimiento científico como el ámbito de la
ética y la política.
Malebranche,
Spinoza y Leibniz se convirtieron en sus más fieles seguidores, pero los siglo
XVII y XVIII también fueron testigos de las obras de los empiristas, en los que
influirían notablemente los planteamientos de Descartes. En la segunda mitad
del siglo XVIII, Kant formuló la síntesis de las dos corrientes. Por ejemplo,
mientras Descartes negó totalmente el valor de la experiencia sensible, Kant
destacó el papel de lo fenoménico.
Destacaremos
también que la preocupación cartesiana por la necesidad de un método que
asegure el recto proceder de la razón también fue recogida por Kant y
posteriormente por Husserl.
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