martes, 22 de diciembre de 2015

DESCARTES


DESCARTES( 1596-1650 )


 

 

                                   INTRODUCCIÓN

 

            Con Descartes y el racionalismo se inició una manera nueva de filosofar en la que esta tarea ya no se verá influida o entorpecida por ninguna autoridad o circunstancia externa a la razón, gracias a la superación de los problemas surgidos en la Edad Media en torno a las relaciones entre la fe y la autonomía de la razón.

            No obstante, la filosofía de la Edad Moderna la constituyen dos modos de pensamiento que transcurrieron durante los siglos XVII y XVIII, racionalismo y empirismo, que desembocaron en la ilustración. Ambas corrientes dieron una importancia fundamental a los problemas del conocimiento y a la teoría política, debido a su conexión con la revolución científica y con el desarrollo de la sociedad burguesa.


            La razón autónoma apareció como criterio de certeza del conocimiento, además de cómo legitimación de las normas éticas y políticas, sin más orientación y guía que el método que ella misma se impuso para lograr un correcto saber y obrar. El modelo de método lo constituirá el ideal matemático. 

 

                                  

 

 

                                   LA CONCEPCIÓN DEL MÉTODO EN

                                   DESCARTES

 

 

            La obra fundamental de Descartes fue Discurso del método. Parte del hecho de que va a criticar el método escolástico, proponiendo la existencia de una única ciencia, la ciencia humana, aplicándose a diferentes objetos, lo cual va a dar lugar a las distintas ciencias. Fundamental será la utilización de un método que descubra verdades fundadas en razones evidentes y ciertas como las que ofrece las matemáticas.

 

                                  

 

 

 

Racionalismo y matemáticas

 

            Va a proponer la aplicación del mismo método  a las ciencias, aunque no se trata de una extrapolación sino de algo completamente diferente, se trata de que, solo las matemáticas han utilizado correctamente el único método riguroso existente, el método racional.

           

                                   Un método natural

 

            El método cartesiano es un método racional, siendo también un método natural. Esto se relaciona con su afirmación  de que cuando la razón razona de la manera que le es propia, sin ningún tipo de interferencias ni perturbaciones, razona correctamente, y razonando correctamente, descubre la verdad. Aquí entra en juego para Descartes el método, en cuanto a que el método cartesiano consiste en una serie de reglas mediante las cuales la razón se vigila a sí misma.

 

                                   Unidad de la ciencia y unidad del método

 

            Descartes afirma que solo existen una única razón y un único modo correcto de razonar. Y además, tanto este como aquella, serán siempre idénticos y los mismos. Desde Aristóteles hasta Descartes, se había pensado que las ciencias se especificaban por su objeto formal, es decir, la diversidad de las ciencias se determinaba por la diversidad de sus objetos.

            Descartes en lugar de comenzar atendiendo a los objetos de conocimiento, comienza examinando las facultades cognoscitivas, es decir, la razón, o lo que es lo mismo, el espíritu o el entendimiento. Muestra una confianza absoluta en la capacidad cognoscitiva de la razón, de tal forma que si funciona correctamente, podrá acceder a al realidad y la verdad. De ahí a que partiendo del hecho de que la razón es una, tendremos un solo método y por lo tanto una única ciencia.

 

                                   LA DUDA, CAMINO HACIA LA VERDAD

 

 

            A la hora de buscar la verdad, Descartes defiende el hecho de que hay que partir de cero, es decir, de la duda metódica. De ahí a que decidió considerar como dudosos todos sus anteriores conocimientos. Rechazará como falso, no solo aquello que le pareciera dudoso, sino también todo aquello en lo que pudiera imaginar la más mínima duda. Esto no quiere decir que Descartes negase todo lo que hasta el momento se había considerado como cierto o verdad, sino que, por exigencias del método, quiere hacer ver a los demás que todos los conocimientos que tenemos por ciertos podrían ser en realidad un error o una ilusión.

 

 

                                   Los cuatro motivos de la duda cartesiana

 

            La exposición más completa que Descartes hace del proceso de su duda metódica la lleva a cabo en su obra Meditaciones metafísicas, primera meditación. A partir de ahí expone sus criterios de duda:

 

-          Hay que dudar de los datos de los sentidos, puesto que si en muchas ocasiones un individuo es consciente de que le han engañado, podría ser que le hubieran engañado siempre.

-          Es posible que confundamos la vigilia y el sueño, es decir, que no seamos capaces de delimitar si los datos del conocimiento del mundo han sido obtenidos cuando se está despierto o si se trata de una ilusión percibida en sueños.

-          También es posible que Dios nos engañe y, aun siendo un ser infinitamente bueno, en la creación hubiera concebido al hombre de tal forma que permitiera que el conocimiento humano estuviera en un constante error. Esto no parece real, pero habrá que demostrar que no es cierto, pues la infinita bondad de Dios no es, de momento, un argumento evidente.

-          Es posible que Dios no quiera engañarnos, pero también podríamos suponer que existe un genio maligno que continuamente se dedica a confundirnos. Aunque realmente esto tampoco parece muy verosímil, tal vez podría haber sucedido.

 

Con la hipótesis del genio maligno y de alguna manera la del Dios engañador, se llega a la absolutización de la duda.

 

                                   Características de la duda cartesiana

 

            Partimos del hecho de que Descartes no pretende quedarse en la duda, sino más bien a partir de ahí llegar a la verdad. La duda presenta las siguientes características:

 

-          No se trata de una postura escéptica. Recordamos que los escépticos defienden la teoría de que los seres humanos carecemos de capacidad para conocer la verdad, es decir, el entendimiento sería incapaz de salir de la duda. Descartes cree que sí será posible alcanzar la verdad.

-          Se trata de una duda metódica. Se dudará de acuerdo con un determinado método o procedimiento y además no consistirá en una mera duda real, sino se trata de una estrategia para llegar a una verdad.

-          En los motivos de la duda podemos diferenciar dos niveles:

 

Motivos verosímiles, identificados con los dos primeros

Motivos supuestos, identificados con los dos últimos.

 

 

                                   La primera verdad

 

Dentro de toda la duda, para Descartes surge una primera verdad, que será el pienso, luego existo. Será la base de todo el sistema de Descartes, la existencia del yo pensante. Será la primera evidencia, la única fuente de contenidos de conocimientos, por lo que se identifica con el sujeto cognoscente. Se identifica también con la conciencia, puesto que entiende por pensamiento todo lo que ocurre en ella. Además, el yo es entendido como una sustancia espiritual totalmente independiente del cuerpo, es decir, el alma.

 

Resumen de la fecundidad de la primera verdad (páginas 137, 138, 139 y parte de la 140

 

 

                        METAFÍSICA: LOS TRES ÓRDENES

                        DE LA REALIDAD

 

 

            Descartes a partir de la duda metódica y de la evidencia de las ideas claras y distintas, fundamentó la existencia de la realidad. Van a  aparecer tres tipos de realidad: el pensamiento, Dios y el mundo corpóreo.

            El término realidad lo tomó Descartes del vocablo latino res, que quiere decir cosa. Este será equivalente al término sustancia, aplicable según Descartes a Dios, a la sustancia pensante y a sustancia extensa o mundo corpóreo. De este modo, ambas sustancias no pueden existir sin la acción de Dios.

 

                                   El yo o res cogitans

 

            En el orden del conocimiento, el yo pienso es la primera existencia real que descubrió Descartes en el ámbito del conocimiento. Desde el punto de vista ontológico, es una sustancia espiritual y finita, a la que identificó con el alma, cuyo atributo es el pensamiento y cuyos modos propios son las ideas.

            De la res cogitans se deducirán los argumentos para afirmar otras dos realidades: Dios o res infinita y el mundo corpóreo o res extensa, también finita.

 

                                   Dios

 

            Es necesaria la existencia de un Dios veraz que garantice que las ideas que tenemos como evidentes sobre el mundo exterior son ciertas. Es preciso demostrar la existencia de Dios, a partir, naturalmente, de la idea innata del yo pensante.

            A partir de ahí, Descartes incluye las siguientes pruebas de la existencia de Dios:

 

-          Primera prueba. Tenemos en nuestra mente la idea de un ser absolutamente perfecto, es decir, la idea de Dios ( repasar San Anselmo ). Esta idea solo puede provenir de Dios, luego, si yo tengo la idea de Dios en mi mente, solo puede haber sido puesta en ella por el mismo Dios. Por lo tanto, Dios existe.

-          Segunda prueba. Teniendo en mente la idea de Dios, uno mismo no se ha dado la existencia a sí mismo. Si me hubiera dado la existencia a mí mismo, no tendría imperfecciones, ya que uno mismo se hubiera dado todas las perfecciones contenidas en tal idea. Tampoco debemos la existencia a otros seres imperfectos, debido a que entonces ellos no podrían haber puesto en mente la idea de Dios. Así, solo Dios es la causa de la existencia.

-          Tercera prueba. Consiste en aplicar el criterio de verdad a la idea de Dios: todo lo que concibo clara y distintamente existe. Examinando la idea de Dios, vemos que la existencia tiene que pertenecer necesariamente a su esencia, luego Dios existe.

 

Dios, la res infinita, es una realidad sustancial cuyo atributo esencial es la infinitud. Además, es la sustancia en sentido propio y verdadero, puesto que es el ser en sí y por sí. Las otras sustancias son derivadas.

Dios aparece como realidad primera en el orden ontológico, puesto que las demás cosas han sido creadas por Él. Sin embargo, en el ámbito del conocimiento, Dios es la segunda realidad, a la que solo se llega a partir del yo pienso.

Se convierte en garantía última y definitiva del criterio de verdad y de certeza, y en consecuencia, dado que es el creador tanto de la realidad como de mi razón, es imposible que cuando uso correctamente las facultades que él me ha dado mis conocimientos no sean correctos.

 

 

                        Conocimiento del mundo físico

 

Una vez establecida la veracidad de Dios como criterio de validación de las ideas claras y distintas, resulta posible el conocimiento del mundo exterior y establecer el tercer orden de realidad. Descartes parte de la idea clara  de extensión, gracias a la cual podemos concebir la idea de cuerpo, incluido el cuerpo humano. El atributo esencial de todo lo corpóreo de las cosas materiales es la extensión y su modo la figura.

Nuestro autor va a distinguir entre cualidades primarias y cualidades secundarias. Entendiéndose por cualidades primarias aquellas propiedades de los cuerpos que se encuentran realmente en ellos. Se refiere a cantidad de materia, movimiento espacio, etc. En cambio, se entiende por cualidades secundarias aquellos caracteres o propiedades que en lugar de existir en las cosas, consisten en afecciones o impresiones que las cosas producen en los sujetos que las perciben, como el color, sabor, olor, etc.

 

 

                        ANTROPOLOGÍA: DUALISMO DEL CUERPO Y

                        ALMA

 

Descartes tenía una concepción dualista del hombre, resultado de su dualismo metafísico. La res cogitans o “ cosa que piensa”, es decir, el hombre, se identifica con el alma. El alma es inmortal, una e indivisible. Su esencia es el pensamiento y está dotada de varias facultades, como sentidos externos e internos, memoria, sentido común, entendimiento, voluntad o libertad. Estas dos últimas son las cualidades más importantes y propias del alma.

El cuerpo humano es res extensa o materia, y, como en el caso de los animales, Descartes lo entendía como una máquina cuyo motor principal es el corazón, regido por las leyes de la mecánica. La vida del cuerpo queda reducida al movimiento mecánico.

 

                        Dualismo del cuerpo y alma

 

Descartes considera la unión cuerpo y alma accidental. Descartes entiende el ser humano como sustancia pensante por un lado y por otro, como sustancia extensa. Mantiene que la interrelación entre ellos parece clara cuando analizamos los sentimientos, las pasiones, dolores o el movimiento del propio cuerpo. En este sentido, el alma conoce y se da cuenta de todo lo que le sucede al cuerpo, por lo que el alma es consciencia

 

                        La moral

 

La separación radical de cuerpo y alma que estableció Descartes le creó problemas a la hora de explicar cuál era el origen de las pasiones, de qué manera influían en el alma y cómo se comprobaba esta frente a ellas. Así, las pasiones son el reflejo de los movimientos del cuerpo en el alma. Constituyen, pues, estados del alma, que ésta al desconocer su causa, cree que son producidos por ella misma. Así pues, las pasiones no tienen su origen en el alma, pero influyen en ella hasta el punto de esclavizarla cuando se apoderan de la voluntad. Descartes, ante las pasiones, señaló que el alma debe dominarlas y ordenarlas según los dictámenes de la razón. La razón nos facilitará juicios firmes y determinados sobre el bien y el mal para que podaos orientar nuestra vida en consecuencia.

 

                        La libertad

 

Tanto en Descartes como en todo el racionalismo hubo una gran preocupación por la orientación de la vida humana a partir de la razón. La razón es el fundamento de la libertad y solo el uso racional de esta posibilita la perfección humana y la felicidad. La voluntad se caracteriza por ser libre y es la facultad formal de afirmar o negar. Puesto que la voluntad puede, a veces, afirmar una idea confusa por precipitación o negar una idea clara por prevención, esto explica la posibilidad del error Descartes entendía por libertad la elección por parte de la voluntad del bien y la verdad que nos propone el entendimiento. Consiste en la elección de una opción por parte de la voluntad, ante varias alternativas, obedeciendo al entendimiento, que es quien conoce el orden de lo real.

 

 

                        Las reglas de la moral provisional

 

 

Descartes estableció que la razón es la guía para dominar las pasiones. Creía que la moral es el máximo grado de la sabiduría. Así, propuso unas reglas provisiones para vivir lo más feliz posible:

 

-          Moderación y conformismo ante la inseguridad en la que se encuentra el hombre. Este debe cumplir las leyes y rechazar toda opinión extremista.

-          Firmeza en las decisiones, puesto que, aunque no hay nada seguro, tenemos que elegir para llevar a cabo nuestra vida.

-          Capacidad de cambiar nuestros propios deseos, ya que debemos tratar de cambiarnos a nosotros mismos, antes que el orden del mundo.

-          Continuo cultivo de la razón y progreso en el conocimiento de la verdad, pues hay que entender que la felicidad se encuentra precisamente en el conocimiento cierto de la realidad.

 

Se puede decir que las reglas de la moral provisional expresan la concepción racionalista y humanista de la vida y muestran la convicción de que el individuo es capaz de afrontar los problemas que resurgen en su existencia con la única ayuda de la razón.

 

 

                                   PROYECCIÓN DE LA FILOSOFÍA DE

                                   DESCARTES

 

 

            Podemos ver en Descartes una clara influencia del platonismo tanto en el hecho de reconocer únicamente como conocimiento verdadero el que procede de la razón y está constituido por las ideas, como en el dualismo que establece entre cuerpo y alma para dar una explicación al ser humano. Entiende esto último como dos sustancias separadas que se unen accidentalmente.

            Por otra parte aparecen en Descartes dos influencias de san Agustín. En primer lugar, en La ciudad de Dios, aparece “si me engaño, existo”. Claramente podría ser un antecedente del cogito cartesiano. En segundo lugar, el argumento de perfección para la demostración de la existencia de Dios de Descartes también tiene un claro referente en las teorías de san Agustín y san Anselmo sobre la inmutabilidad de las ideas que se dan en los seres mutables, que a su vez requiere la existencia de la verdad inmutable.

            La herencia cartesiana que ha trascendido es el ideal matemático entendido como que todo conocimiento científico que se precie de serlo es un conocimiento deductivo para descubrir incógnitas, y la autonomía de la razón identificada con la subjetividad del yo, como único criterio para legitimar tanto el conocimiento científico como el ámbito de la ética y la política.

            Malebranche, Spinoza y Leibniz se convirtieron en sus más fieles seguidores, pero los siglo XVII y XVIII también fueron testigos de las obras de los empiristas, en los que influirían notablemente los planteamientos de Descartes. En la segunda mitad del siglo XVIII, Kant formuló la síntesis de las dos corrientes. Por ejemplo, mientras Descartes negó totalmente el valor de la experiencia sensible, Kant destacó el papel de lo fenoménico.

            Destacaremos también que la preocupación cartesiana por la necesidad de un método que asegure el recto proceder de la razón también fue recogida por Kant y posteriormente por Husserl.

 

 

                       

 

 

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